lunes, 30 de noviembre de 2020

ALEGRAR ESTAS NAVIDADES


 Plato de sitio navideño

Decoupage, craquelado, esténcil.


Y sí, estas navidades pintan un poco tristonas.

En casa somos bastante tranquilos, no somos de hacer grandes celebraciones, pero el sólo hecho de poder estar juntos compartiendo la mesa, nos basta.

Lamentablemente no se vislumbra una mejora sustancial en las restricciones derivadas de la enfermedad que llegó para complicarnos la vida, por lo que seguramente no vamos a poder reunirnos con nuestra familia, con los amigos, como años anteriores.

Pero, para poder sobrellevar el regusto amargo que creo todos tenemos, se me dio por tomar unos seminarios virtuales de decoración navideña, y salieron varios trabajos que comparto, por si sirven de inspiración. 

Tuve la suerte de dar con una profesora genial y compañeras maravillosas, que aunque no estamos físicamente cerca, nos apoyamos para aprender e inspirarnos.

Los materiales que usé:

Un círculo de fibrofácil, de treinta centímetros de diámetro.

Pinturas color rojo, verde, dorado, blanco.

Papeles con diseños, cola para decoupage o cola escolar.

Sellos, o esténciles. Cinta de enmascarar.

Te cuento cómo lo hice.



Pinté el plato con una mano de color blanco.

Una vez seca, delimité las áreas y marqué con lápiz tres zonas grandes, separadas por dos más angostas.


Luego delimité con cinta de enmascarar, y pinté.

 

Una sección la pinté de rojo, dos manos. Luego, con acrílico dorado, realicé rayas equidistantes. Para hacerlas más o menos parejas y derechas, primero marqué con un lápiz acuarelable y regla.


Otra sección, con una mano de dorado, y sobre  ese dorado apliqué cola escolar, dejé orear cinco minutos y pinté con verde de cromo. Con secador de pelo, apuré el craquelado. Me gustó así, bien rústico.


La parte del medio la pinté de blanco cálido, y realicé las estrellitas con un esténcil y pintura dorada. 

Sobre ese fondo, un árbol de navidad "desordenado", desestructurado, como se dice ahora, para romper un poco la simetría.

Separando los diferentes sectores, tiras de papel con motivos navideños.


Ya seco el trabajo, dos manos de barniz mate.


No sé cuántos seremos a la mesa, quizás solo dos. Pero el plato estará, y el deseo de que todos podamos vernos y abrazarnos pronto.

Eso te deseo, que puedas pasar por todo lo que estamos pasando, y salgas más fuerte, mejor, con nuevos proyectos, con ganas de seguir.

Gracias por pasar, sabés que te espero siempre, besos mil!!!!

lunes, 9 de noviembre de 2020

EL CAJONCITO FLORAL

 

RECICLADO DE CAJA DE FRUTAS

Decoupage, craquelado, esténcil.



¡Tenía tantas ganas de un cajoncito para reciclar! El tema es que el verdulero me había prometido uno, pero nunca recordaba guardármelo.

Pero una tarde, cuando salí a caminar, me  encontré este, tirado en una vereda. Claro, estaba destruido, desarmado.


 Su abandono y mi anhelo se juntaron, y me lo traje a casa con una ilusión enorme!


Lo lavé, lo desinfecté con lavandina, y lo armé de nuevo. 


Y así quedó, con sus manos de pintura, luego de una buena lijada. 

Lijada que no pudo eliminar las "barbas" que tiene adentro, es tan pero tan rústico!

Igual me gusta, y fue crema, rojo tanino, y por supuesto, verde....




Decidí hacerle un craquelado en algunas zonas, así que pinté de forma despareja con rojo donde quería el craquelado, que hice con la técnica de la cola escolar.



Sobre la pintura roja seca, pasé una capa de cola, dejé orear unos momentos y con pincel chato pasé una mano de pintura color crema. Sequé con secador de pelo, y craqueló re lindo!


Los laterales los pinté de verde, con esténcil hice el corazón bien oscuro, y con otra plantilla el cuadriculado en blanco. 



Un trozo de lámina, rasgada para poder integrarla mejor.


Una vez integrada la lámina, todo lo demás son esténciles, en color rojo las letras, y en distintos tonos de verde las ramas que rodean la rosa y se asoman por las esquinas.


Acá posando en el pastito.


El otro lado, donde se aprecian las ramas rodeando la flor. Me enamoré de este esténcil, es precioso. Tiene variedad de ramitas y hojas, creo que lo voy a usar muchísimo.

El cajoncito está barnizado con laca poliuretánica satinada porque va a estar afuera, aunque no expuesto a la lluvia pero al tener macetas con plantas, puede mojarse un poco con los riegos.

Bueno, ahora creo que empezaré a hacer algunos trabajitos navideños, aunque no sé qué navidades vamos a pasar, todavía seguimos con aislamiento obligatorio, ya son meses de esto, y parece no acabar nunca. 

Pero tengamos un poquito más de paciencia, todo termina, y esto en algún momento terminará.

Por hoy me despido,  te agradezco enormemente la visita, sabés que te espero siempre, besos mil!!!


lunes, 19 de octubre de 2020

UNA CAJA PARA EL BORDADO

Reciclado de caja de cartón

Decoupage, esténcil en relieve.




Encontré una caja de cartón bastante desvencijada, donde venía una agenda que me regalaron hace un montón de años. La lijé suavemente, para matar el brillo y le di una mano de gesso.



Como estaba por despegarse la tapa, la reforcé con cinta.... gran error. 



La entelé, y me di cuenta que la cinta se notaba muchísimo. 



Casi la tiro a la basura, pero se me ocurrió hacerle una cartapesta con trozos de papel blanco.



Con enduido y rayando con peine simulé las hojas del libro.


Una lámina de rosas vintage, y pintura verde menta.



Estencil en relieve 



Una cinta dorada en la unión de la lámina con el verde.



Envejecí toda la caja con pincel seco y pinturas color chocolate y dorado.



La usaré para guardar los hilos y agujas de bordar. Acá la caja terminada, un pequeño tapiz bordado en lana, y mi bastidor preferido, que voy a usar mucho en esta cuarentena que se está alargando bastante.



Aquí por dentro, toda rosa y romántica, con flores, lunares y puntillas. Y unos mini bordados, que estoy haciendo para regalar en estas Navidades. Pequeñas atenciones, detallitos que amo hacer, espero poder entregarlos a mis amigas, que hace meses no veo en persona. 



Pequeños intentos, experimentos, no todos salen como queremos, pero seguimos adelante. Recuperando, y recuperándonos. 
Gracias por pasar, te espero siempre, esta es tu casa. ¡Besos mil!!!

sábado, 3 de octubre de 2020

AMOR POR EL ÓXIDO

Efecto óxido




Septiembre, calorcito, sol. Las plantas se desperezan, hacen fuerza y sacan hojas nuevas, verdes, brillantes. Algunas ya florecen, y otras preparan despacio sus botones, para desplegar toda su belleza en  corolas de color rosa, fucsia, blanco...

Los mejores momentos del día son los que paso en mi patio jardín. El olor del pasto, el solcito que se mete por entre las ramas de la cina cina, los chingolos cantando y bajando a buscar semillas entre el césped. 

Por eso será que las macetas, y todo lo que es macetable, llámese ollas viejas, jarros, pavas en desuso, y por supuesto latas, ejercen sobre mí una especie de atracción fatal!! 
Esta semana encontré varias latas de durazno, y una grandota de cera, y decidí "macetarlas".


Para facilitar el drenaje, las abro con el abrelatas, dejando dos segmentos enfrentados enteros. En la foto se puede observar. Me resulta más fácil que hacer agujeros con un clavo o con el taladro.

Primero, les di por dentro una mano de pintura negra en aerosol. Sí, negra, porque he observado que los colores oscuros de pintura se oxidan menos que el blanco.

Por fuera, por supuesto, verde... Estoy monomaníaca con ese color, pero tengo mucha pintura y me encanta.
Dos manos, con esponja.



Les pegué unas etiquetas muy vintage, que me parecieron preciosas.

Para protegerlas, dos capas de barniz poliuretánico brillante.




Y ahora, después de haberlas protegido para que no se oxiden, las oxido yo!

Una imitación óxido con pasta texturizadora en algunas partes, y pinturas negra y rojo óxido superpuestas, hasta lograr el efecto deseado.

Creo que en algunas exageré un poco la "oxidación", pero igual están bonitas.




Las alegrías del hogar, esas plantas rústicas que se llenan de florcitas de todos colores, me parecieron ideales para ellas.

La lata grande, todavía no tiene destino, pero cuando decida dónde ponerla, subiré fotos.



Mientras las miro, pienso que quizás las "oxidé" demasiado, sobre todo a las de la izquierda. Pero bueno, lo lindo es experimentar, probar fórmulas, divertirse y por qué no, renegar un poco cuando las cosas no salen como quisiéramos. 

Es todo como en la vida. Y seguir adelante, tratando de rescatar lo bueno, perseverar una y otra vez, respetando la esencia de uno mismo, pero adaptándose al momento, sea bueno o malo. 

Nos vemos la próxima, gracias por pasar, besos mil!!!

domingo, 6 de septiembre de 2020

¡FRÍVOLA!!!

 

Recuperación de marco antiguo



Tenía un marco viejito, que me gustaba bastante.



Tenía una tabla de madera, que calzaba justito en el marco.



Y tenia algunas láminas guardadas, esperando ser utilizadas.

Pinté la tabla de blanco, por supuesto, dos manos y bien lijada para que quedara lisa.


Y empecé a elegir láminas.

Una chocolatera amorosa, unos gallos coloridos...

Porque el lugar elegido era una pared en la cocina, que es muy blanca; por lo que este año empecé a agregar toques de color.

Y de repente, en una caja, la vi.

Rubia, vestida de colorado, como para bailar el tango... Frívola, partitura para piano.

Y fue ella.


Viejita, con marcas de estar guardada doblada por la mitad, los bordes horriblemente dañados.

Pero esa era.

Hice una especie de paspartú, lo pinté del color de los bordes, para emparejar un poco y tapar las partes feas de la lámina.

Y así quedó.


El marco, por supuesto, "el color del año" para mí!!!!


Una mano de barniz satinado y levemente envejecido con cera oscura. Barniz extra mate para la lámina.


El tamaño justo para el espacio aburrido en esa pared. Y los colores que este año me entusiasman, el rojo, el ocre, y el verde, verde menta, verde agua, verde esperanza.

Esperando que algún día llegue a su fin la cuarentena eterna, esperando poder abrazar a los que hace meses que no abrazamos, esperando y mientras tanto trabajando con las manos, que es la mejor manera de despejar la cabeza.

¡Gracias por pasar, besos mil!!!!


sábado, 1 de agosto de 2020

Jengibre, orégano y otras hierbas

Reciclado de frascos de vidrio

Especieros vintage




Hoy evoco los olores de mi infancia! 
Me transporto a la cocina de mi abuela, que guisaba  esos platos que alimentaban con sólo  olerlos, de tan sabrosos.
La recuerdo a doña Dominga pelando ajos con una cuchilla enorme, permanentemente ocupadas sus manos arrugadas, grandes, blancas. Manos útiles, manos que prodigaban amor con forma de empanadas, guisos de fideos, locro, esas comidas sabrosas y bien condimentadas, abundantes, servidas directamente de la olla. La olla de hierro negra, la misma que uso yo ahora. 
Me gusta cocinar con sabores. Los salados, más que los dulces. 
Amo el  aroma del jengibre, el curry, el romero.
Y tanto como cocinar, me gusta tener la cocina ordenada y limpia.
En estos meses de cuarentena me he dedicado a poner un poco más de orden en toda la casa, aprovechando para hacer esos pequeños trabajos que fui posponiendo por falta de ganas, de tiempo, de inspiración.
Esta vez, sigo con  unos preciosos frasquitos de mermelada, que se convirtieron en contenedores de mis especias.

Primero les saqué las etiquetas, con agua tibia. Los lavé bien.



Con alcohol isopropílico, retiré los restos de pegamento que habían quedado en el vidrio. 



No se nota, pero cubrí con papel autoadhesivo el lugar donde no quería pintar, las ventanitas de los especieros. 
Les dí dos manos de pintura tizada color manteca, aplicada con una muñequilla de esponja.



No había pintado la parte de las roscas, pero luego cambié de opinión, así que las cubrí con pintura. Y decidí pasar un pincel seco con verde en la parte inferior, que tiene unos detalles en relieve.



Tres frascos en diferentes fases.



A las tapas las pinté de verde menta, igual que el motivo de cuadros. En el borde inferior, además de pincel seco para resaltar los relieves,  puntitos en rosa country.



Dos manos de barniz poliuretánico brillante. Me gusta ver el contenido, por eso las "ventanitas".



Ya en la repisa, que es verde, uno de mis colores preferidos.



Así se ve la repisa, con otros frascos reciclados hace algún tiempo.



Mirando mi cocina me doy cuenta que  no se parece en nada a la de mi madre o de mi abuela, pero cuando cocino las traigo conmigo; lo que aprendí de ellas, la manera de combinar ingredientes, las recetas heredadas. El agregar arroz al guiso de lentejas, o no usar comino en las empanadas; pequeños detalles que hacen a la historia de la familia.
Quizás por eso es en la cocina cuando más las recuerdo. 
Me quedan unos cuantos frascos más, que tengo ganas de hacer invirtiendo los colores. Porque falta ubicar las especias dulces: canela, clavo de olor, vainilla...
Terminado el trabajito de hoy, puedo aventurarme a preparar una rica cena. En homenaje a mi madre, unas berenjenas a la milanesa. Ella las hacía fritas, hoy las preparo al horno.  
¡Besos mil!