Restauración de una licuadora años '50
Vamos a hacer un licuado.
Una banana madura, un yogur de dulce de leche, un vaso de leche, un poco de azúcar, mucho hielo picado.
Meter todo en la licuadora, darle treinta segundos a la velocidad máxima, servir en vaso alto, y salud!
Eso sí, si lo hacés en la licuadora que acabás de restaurar, mejor.
Estaba así, descartada. Tirada. Sucia. Muy sucia. Se estaban mudando y dejaban atrás todo "lo de la abuela". Inmediatamente después de haberle puesto los ojos encima, la visualizé en mi cocina. sobre la mesada, en el rincón cerca del enchufe. Y se vino conmigo.
Primero fue pasarle un trapo con alcohol, por todas partes, por las dudas. Desarmarla, despacio y sacando fotos de cómo y dónde van todos los componentes internos. Esto lo aprendimos a los golpes, no sabés qué feo es desarmar algo y cuando lo querés armar de nuevo, te olvidaste la posición de algún elemento.
Le faltaba una pieza. No se consiguen repuestos, obvio. Es la del centro.
Compramos una pieza nueva, y la hicimos tornear para adaptarla. En la foto siguiente se nota la parte central, con el tornillo cuadrado.
Este es el estado del enchufe, bien necesitado de una limpieza. Pero qué linda forma tiene!
Armada, limpia, es increíble cómo funciona el motor, la velocidad que levanta. Esta es la placa de fabricación.
El cable y el enchufe, ahora impecables.
La verdad es que yo tengo una licuadora nueva, pero esta me puede, no sé qué belleza le encuentro a estos objetos de ayer, que se me pegan a las manos. Y al corazón. Estoy segura que te ha pasado lo mismo con alguna "chatarra" oxidada, con algo que otras personas consideran de descarte.
Y bueno, somos así... no vamos a convertir la casa en un depósito de objetos viejos, viste, pero algunas piezas vintage, una joyita retro, y si es posible uno o dos muebles de los de antes, quién puede resistirse.
Ahora faltaría hacerla cromar, ya que el acabado está un poco estropeado. Lo estoy pensando, no sé si cromarla o dejarla con las huellas del tiempo.
Por ahora, te la muestro así, tan contenta en su rincón, lista para ser usada.
Nos vemos en lo de Marcela Cavaglierii.
Buen finde, besos mil!