lunes, 28 de enero de 2019

UN REGALO MUY ESPECIAL

Restauración de tabla de planchar antigua


El año pasado me regalaron, entre otras cosas, una tabla de planchar antigua, de madera.
Me la pidieron muchas personas, pero firme en mi postura, no la vendí.

Era un regalo, de alguien que conociéndome me trae pequeños y grandes tesoros para recuperar. Algunos se van, otros se quedan conmigo.


Acá se aprecia bien el estado en que llegó, la madera gris, agrietada, seca.



Esta quemadura bastante profunda, irrecuperable.



No sé si se nota bien, pero le faltaba un pedazo justo en el barral de sostén, eso fue un desafío, ya que había que reponer el trozo faltante, y no conseguía madera igual.



 Al fin,  opté por lo que tenía, y así fue quedando.



Otra vista de la tabla. en el antes..



Mucha limpieza, hidratación, lustre.
La parte quemada era irrecuperable, por lo que decidí adherirle un pedazo de chapa de zinc, que me pareció quedaba bien.



Por ahora está en la entrada de casa.

Siguen pidiéndomela, pero creo que esta no se va de mi lado. 
Ahora estoy en busca de una plancha viejita para completar la decoración, vamos a ver qué consigo.
Gracias por pasar, te espero siempre, besos mil!!

viernes, 18 de enero de 2019

YO HAGO RAVIOLES, ELLA HACE RAVIOLES....


Porta macetas de madera recilando



Yo hago ravioles, ella hace ravioles...
Y sí, cada vez que hago algo copiándole inspirándome en los trabajos de mi hermana Inés, me viene a la mente esa frase que decía China Zorrilla en la película Esperando la Carroza... si no la viste, por favor buscala y mirala, es una de las mejores películas argentinas!


Y es que Inés hace unas cosas hermosas, como este porta macetas de madera, que decoró con esmaltes acrílicos brillantes... me enamoró apenas lo vi, y quise hacer algo parecido.




Sabía que en casa tenía este pequeño contenedor, que venía con una botella de vino, regalo de mi hijo más chico, cuando fue de viaje de estudios, hace un siglo!!
No lo podía tirar, es un recuerdo. Algo tenía que hacerle, darle una utilidad. No me gusta tirar nada, pero tampoco me agrada tener objetos amontonados porque sí.
Entonces, después de una visita a casa de Inés, me decidí.



Y fue lijarlo un poco.
Tapar las imperfecciones con masilla.



Teñirlo, con una mezcla de tintes al agua.



Y darle vida con colores bien brillantes, llamativos. Usé los esténciles que Inesita me dio con su generosidad habitual, y pinté algunas flores chiquitas a mano alzada.




Para terminarlo, una soguita de hilo sisal, una maceta (Bueno, por ahora es un vasito de telgopor) con su miniplantita, y ya está.
Arrrrrmosooooo!!!



Porque si se hace con amor, si se pone el corazón, no hay objeto que no se pueda recuperar, darle la oportunidad de servir nuevamente, y si se puede, dejarlo bonito.


Ahora vamos a disfrutar el finde, aprovechando que paró de llover. Te agradezco que pases por esta casa, me llena de alegría tu comentario!!! Besos mil!



viernes, 11 de enero de 2019

HACIA ALLÁ...

UNA MESA SESENTOSA

TRANSFERENCIA CON THINNER



Esta mesita tiene su encanto, por lo menos para mí. Me gustan sus patas estilizadas, las terminaciones de bronce, esa rejilla inferior sólida pero liviana.

Me habían encargado una mesa pequeña para un rincón, y la encontré cerca de casa, en una compraventa que visito regularmente buscando “tesoros” para recuperar.



Aunque mostraba señales de uso y abandono, estaba en buen estado, ya que no tenía rotos y estaba fuerte, firme.

Como el precio me pareció aceptable, la traje a casa. 




Primero le hice una buena limpieza, después saqué las chinches que tenía incrustadas en los lados de la tapa, quizás las usaron para sostener un plástico.




No necesité decapar, ya que no tenía ni rastros de lustre o barniz, así que lijé a conciencia. No me molesté en disimular los arañazos ni las marcas.



Seleccioné estas manos indicadoras, que siempre me han gustado, las fotocopié, en fotocopiadora común de tonner, no láser.



Ubicadas en los extremos de la mesa, con un algodón empapado en thinner hice la transferencia, primero mojando el papel hasta que se vio la imagen, y luego con una cuchara frotando hasta que la tinta pasó a la madera.



Perfecto. Me gusta.



Ahora con aceite de lino hidraté la tapa de la mesa, mirá cómo resaltan las vetas.

A las patas, dos manos de acrílico blanco.




Luego, cera incolora  a toda la mesita, con una lana de acero fina. Y ya está, quedó protegida y terminada, la tapa bien satinada, y las patas decapadas.
La verdad es que me encariñé con ella, y me la quedé! Tuve que salir a buscar otra mesa para quien me la había encargado!!! A veces me pasa que me cuesta dejar ir a los objetos recuperados. ¿A vos te pasa igual?

Y sí, además las mesas nunca son suficientes, por lo menos para mí! Te deseo una hermosa semana, gracias por pasar, besos mil!!!!