viernes, 19 de agosto de 2016

Lo que se hereda...


Encuadernación de libro antiguo


Lo que se hereda no se hurta, dice un refrán.
Otro dicho popular afirma que las madres babeamos por nuestros hijos. Tengan la edad que tengan.
Y es así, comprobado.
Hoy no trabajo, te muestro el trabajo de mi hijo mayor. Le trajeron un libro bastante descoyuntado, para encuadernar.



Como ves, estaba entero pero le faltaban las tapas, algunas hojas despegadas, los bordes ajados y desparejos.



Es la historia de José de San Martín, el prócer argentino.



Acá te muestro algunos de los elementos que usa habitualmente para la encuadernación: Hilos, cinta, tela de tarlatán, pegamentos.



En esta foto, usando la plegadera



Acá, prensado del libro. La prensa, la fabricó él (babero, por favor)



Las tapas ya terminadas, con el lomo y las esquinas en cuero negro. Está húmedo el pegamento, por eso las manchas que se ven. Al secarse, queda impecable.



Armado, nuevamente en la prensa



Terminado, con señalador de seda. 



La sobrecubierta en verde, a juego con las tapas



Otra toma del libro abierto



Y de medio perfil



Como ves, no me cansaba de sacarle fotos. Y mientras, me acordaba de todos los artesanos de mi familia: mi papá, que siempre trabajó con las manos;  mi mamá, que bordaba tan lindo; mis tías, que cosían, tejían, bordaban, hacían ajuares de novia, de comunión, de recién nacido. Mi hermana y yo, que a la distancia y sin saberlo, a veces hacemos los mismos trabajos de reciclado... Mi hijo menor, que dos por tres me sorprende con creaciones originales y creativas (ya te voy a mostrar las lámparas que fabricó) ¡Sin olvidarme del hombre de mi vida, que es mi compañero en muchas restauraciones y reciclados, como ya te conté!
Hoy no trabajo, pero con mucha alegría me voy al finde frugal de Marcela, para llenarme de inspiración y saludar a las chicas. 
Ya sabés, pasá cuando quieras, siempre sos bienvenida. Besos mil!






viernes, 12 de agosto de 2016

Primavera en el aire


Ya se están preparando.

Ensayan en su laboratorio interno los colores con que van a teñir sus flores.

Los capullos apretados dejan entrever los rosados suaves


los blancos puros


los naranjas cálidos


Algunas mantienen el misterio tanto como pueden, como esta espiga que me tiene intrigada hace una semana...


Y otras se vanaglorian de sus flores fucsias, suaves, misteriosas


... así como de sus hojas acorazonadas de suave verdor


Las suculentas maravillan con su estilo de reproducción a partir de una hoja caída.
 Es como prodigioso el hecho de que del mismo borde de una hojta, nazca otra planta!

Y sí,  va queriendo llegar la primavera. 
Quería compartir con vos esta alegría contagiosa del sol suavecito, del cielo azul y la brisa templada.

Y ya que estamos, te tiro un dato para cuidar tus plantas en esta época: Agua oxigenada.
Sí, como leíste: agua oxigenada para las plantas.
Esa que comprás en la farmacia, la de diez volúmenes.
Agregás a cinco litros de agua una cucharadita de agua oxigenada, y con eso regás tus plantas. Actúa como fertilizante, a la vez que resulta eficaz como preventivo de hongos y pudrición de raíces por exceso de agua.
Yo me voy al patio, a llenarme de sol, de verde y aire. Removeré la tierra de las macetas, limpiaré, recortaré hojas o ramas muertas... Pero antes pasaré por lo de Marcela! Que pases un hermoso fin de semana, y ya sabés, vení cuando quieras, siempre te espero!

viernes, 5 de agosto de 2016

La quiero así

Restauración de mesa de roble estilo art decó


Por nuestra cocina pasaron varias mesas.
La primera era de fórmica color marrón oscuro, con patas de hierro pintadas de negro.
Luego vino la de pino, con seis sillas, estilo colonial español. La inundación arruinó ese juego, que fue reemplazado por mesa y sillas estilo moderno con patas cromadas (que nunca pero nunca me agradó).
Después la mesa redonda, que no terminaba de convencernos...
No es que el mueble en sí sea tan importante, lo realmente importantes son los momentos, las personas.
Pero queríamos una mesa maciza, fuerte, preferentemente cuadrada, no muy grande, pero que se pudiera agrandar. No importaba tanto si venía avejentada, usada, con el sobre rayado... queríamos "esa" mesa...
Que por fin llegó para nuestro contento, y te presento hoy.




Vino deslustrada, opaca, con las cicatrices propias del uso, esas marcas que no pienso quitar del todo porque las hago mías, nuestras. La esperamos mucho tiempo.

Así vino...

La quiero con las señales de la edad. Usada. Vivida.
Porque donde otros ven una raya, yo veo un chico jugando.



Donde ven una mancha oscura, imagino un adolescente estudiando.
¿Una quemadura? La mamá cocinando o haciendo alguna manualidad.




No usé para nada la lija en ella, no lo necesitaba.



Sólo requirió una buena limpieza, nutrición, y una terminación a la cera, para ingresar con toda la pompa a nuestra cocina. 
Ya la queremos como si hubiese estado hace años con nosotros.
Porque es Nuestra Mesa, la que se parece a nosotros.



Joven de nuevo a pesar de su sobre rayado.
Fuerte pero con aristas suaves, para que nadie se golpee y le duela. Como una madre.




La quiero para usarla, para sentarme a comer con la familia y los amigos, tejer, coser.
Por eso no le borré una sola de sus marcas. 
Sólo le fabriqué un camino con la lona de pajaritos que ya usé en otros trabajos, con un bordecito a crochet, para  que se sienta bienvenida, querida, cuidada.



Y quedó lista para reunir a los amores alrededor de ella.



Y así, con mi mesa reestrenada, visito a Marcela en su finde frugal. Espero tus comentarios, que llenan de luz mi corazón, y ya sabés que te espero siempre, pasá cuando quieras. Besos mil!