lunes, 29 de febrero de 2016

Sobria y masculina

Hola, antes que nada pido disculpas por esta irregularidad en las publicaciones, entre unos y otros temas, salud, clima tórrido, cortes de luz, y últimamente tormentas impresionantes con vientos y lluvias torrenciales, con los correspondientes cortes de suministro eléctrico y de agua, se me hizo un poco difícil publicar.
Espero ir retomando el ritmo, y prometo solemnemente el último post de las sillas inglesas, para el lunes que viene. Es que recién hoy me entregaron las maderas para los asientos. El carpintero estuvo sin luz también, obvio.
Ahora sí, te cuento la historia de esta cómoda de los años sesenta:

Restauración de una cómoda

No tenía patas.
Sí.
Cuando la compraron, fue destinada a la habitación de dos hermanitos de 2 y 5 años. La cómoda era preciosa, pero alta. La mamá, que quería los muebles a la altura de sus hijos, le serruchó las hermosas patas.
Y la pintó. 
De azul.
Los chicos, la usaron durante años y años, crecieron y ya el azul era muy de bebés, entonces la mamá la decapó  e intentó dejarla con la madera al natural, pero no quedó bien, se notaban manchas, decoloraciones en la madera, no quedaba de un color uniforme, en fin, la usaban porque es amplia y firme, de buena madera, y nada más.
La mamá aún no dominaba bien el tema restauración....



En la foto siguiente se ve bien el estado del sobre, con muchas manchas y decoloraciones producto del uso intensivo, y del defectuoso tratamiento de la madera.



Acá,  en plena etapa de decapado.



Los cajones en bastante mal estado, con faltantes de chapa y mal lustrados.



Costó bastante emparejar el tono de la madera, pero creo que lo logré. La lustré a muñequilla...



Decidí que los cajones sería negros, y los herrajes en plata envejecida. 
Bien masculina, sobria, elegante, preparada para lucirse.Siempre digo que estos muebles con algunos años son eternos, se aguantan todo. Estuvo en uso muchísimo tiempo, y no se le aflojó nada, los cajones corren como si estuviera recién hecha.




Fijate en el piso de la habitación, son baldosas calcáreas de hace sesenta años por lo menos, creo que casan de manera ideal con la cómoda.
Las patas son de metal con los regatones negros. No conseguí las originales del mueble, pero me gusta el aire un poco industrial que le aportan  éstas. 
Ahora, y a pedido del dueño de esta cómoda estoy haciendo un espejo gigante para colocar sobre ella, en negro por supuesto. 
Espero que te guste tanto como a mí el resultado de este trabajo. Lamento no haberle tomado fotos del antes, pero me puse a trabajar y se me olvidó por completo.

... ¿Te comenté que era la cómoda de mis hijos? ¿Y que la que serruchó las bonitas patas fui yo? Bueno, eso fue hace mucho, y todavía hoy me pregunto cómo fui capaz ...  hoy, seguro que ni loca lo haría. De todos modos, mi hijo quedó conforme con su cómoda "nueva".

Ahora te dejo, ya que tengo que terminar de tapizar las sillas, no sabés que género hermoso encontré, un retazo de lino estampado que me enamoró al instante.
Te dejo un puñado de besos, gracias por pasar, y ya sabés, esta es tu casa, vení cuando quieras y entrá sin llamar!!


viernes, 12 de febrero de 2016

Un cristal roto

Textura de red sobre vidrio


A veces las crisis nos producen fisuras en el corazón o en el alma, a veces en el cuerpo. 
Quizás pensamos que no hay solución, ni salida. Nos asustamos. Nos desorganizamos. 
Pero casi siempre tenemos una opción.
El cristal más fino se puede romper, es verdad. La piedra más dura se quiebra. Sí.
Pero no somos ni cristales ni piedras.

Cuando se resiente nuestra salud, como me pasó en estos últimos tiempos, nos damos cuenta que no somos irrompibles.
Pero también descubrí que todos tenemos capacidades como para curarnos, arreglarnos, salir adelante...
Hoy, volviendo después de un obligado paréntesis, mi cuerpo obedece a mi espíritu y se pone otra vez en movimiento.

¡No sabés cómo extrañé estar acá, conversando un ratito con vos... amiga que te acercás a mi casa!
Espero que te guste el reciclado que traigo, un recipiente que se quebró pero no quería descartar. 
Porque no todo lo estropeado se tira a la basura.
A veces ese objeto roto, por insignificante que parezca para otros, es muy querido para nosotros.
Este bol fue centro de mesa en el casamiento de Gri y Sebas. Lo usaba para poner flores frescas, hasta que se rajó por ponerle una velita el año pasado para Navidad. 
Lo encontré y decidí recuperarlo, porque me gusta su forma, y los recuerdos que evoca.

Fijate los materiales que usé:
Recipiente de vidrio
Red donde vienen las calabazas o las papas
Cola de carpintero
Pincel
Broches de la ropa
Pañuelitos de papel
Pintura acrílica gris y blanca
Cola de oro
Foil laminador plateado
Barniz al agua para terminación


Lo limpié bien con alcohol.



En la foto que sigue se aprecia la rajadura. Al lado, la red que usé para texturarlo.



Un poco de cola de carpintero para pegar la red al vidrio.



Broches de la ropa para sujetar los bordes hasta que se seque.



Pañuelitos de papel, a los que le quité los bordes rectos y separé las capas.



Los pegué sobre el bol con la misma cola de carpintero.



Una mano de pintura gris dada con esponja.



Y con pincel seco, iluminé de blanco



Me gustó darle un brillo plateado... Pinté con cola de oro y dejé secar un rato.



Apliqué foil laminador, una vez que la cola de oro estuvo mordiente. Se apoya el foil, se frota con la mano, y se desprende. El plateado queda por sectores.



Y así quedó.




No está sano, no se le puede dar el mismo uso. Ya no le pondré ni velitas, ni agua para contener flores frescas.
Porque debajo está la herida.
Pero está sellada.
¿Puede volver a romperse? Sí
¿Puede arreglarse de nuevo? No sé.
Lo que sé es que lo voy a cuidar mucho, para que esté años y años conmigo.
Le puse adentro una pequeña maceta con plantas bien verdes, que pueden vivir en el interior de casa. 
Espero que se note el brillo sutil de la capa metalizada,  es apenas una insinuación de luz de plata... me encantó.
Como me encantó esta frase, que resume el espíritu con el que reciclé este objeto, y con el que trato de vivir todos mis días:

Con pedazos de vidrios rotos se pueden hacer los más hermosos vitrales.

Espero llegar a tiempo para el finde frugal de Marcela, te dejo un gran cariño, mil gracias por pasar por acá, y ya sabés: te espero siempre!