sábado, 1 de agosto de 2020

Jengibre, orégano y otras hierbas

Reciclado de frascos de vidrio

Especieros vintage




Hoy evoco los olores de mi infancia! 
Me transporto a la cocina de mi abuela, que guisaba  esos platos que alimentaban con sólo  olerlos, de tan sabrosos.
La recuerdo a doña Dominga pelando ajos con una cuchilla enorme, permanentemente ocupadas sus manos arrugadas, grandes, blancas. Manos útiles, manos que prodigaban amor con forma de empanadas, guisos de fideos, locro, esas comidas sabrosas y bien condimentadas, abundantes, servidas directamente de la olla. La olla de hierro negra, la misma que uso yo ahora. 
Me gusta cocinar con sabores. Los salados, más que los dulces. 
Amo el  aroma del jengibre, el curry, el romero.
Y tanto como cocinar, me gusta tener la cocina ordenada y limpia.
En estos meses de cuarentena me he dedicado a poner un poco más de orden en toda la casa, aprovechando para hacer esos pequeños trabajos que fui posponiendo por falta de ganas, de tiempo, de inspiración.
Esta vez, sigo con  unos preciosos frasquitos de mermelada, que se convirtieron en contenedores de mis especias.

Primero les saqué las etiquetas, con agua tibia. Los lavé bien.



Con alcohol isopropílico, retiré los restos de pegamento que habían quedado en el vidrio. 



No se nota, pero cubrí con papel autoadhesivo el lugar donde no quería pintar, las ventanitas de los especieros. 
Les dí dos manos de pintura tizada color manteca, aplicada con una muñequilla de esponja.



No había pintado la parte de las roscas, pero luego cambié de opinión, así que las cubrí con pintura. Y decidí pasar un pincel seco con verde en la parte inferior, que tiene unos detalles en relieve.



Tres frascos en diferentes fases.



A las tapas las pinté de verde menta, igual que el motivo de cuadros. En el borde inferior, además de pincel seco para resaltar los relieves,  puntitos en rosa country.



Dos manos de barniz poliuretánico brillante. Me gusta ver el contenido, por eso las "ventanitas".



Ya en la repisa, que es verde, uno de mis colores preferidos.



Así se ve la repisa, con otros frascos reciclados hace algún tiempo.



Mirando mi cocina me doy cuenta que  no se parece en nada a la de mi madre o de mi abuela, pero cuando cocino las traigo conmigo; lo que aprendí de ellas, la manera de combinar ingredientes, las recetas heredadas. El agregar arroz al guiso de lentejas, o no usar comino en las empanadas; pequeños detalles que hacen a la historia de la familia.
Quizás por eso es en la cocina cuando más las recuerdo. 
Me quedan unos cuantos frascos más, que tengo ganas de hacer invirtiendo los colores. Porque falta ubicar las especias dulces: canela, clavo de olor, vainilla...
Terminado el trabajito de hoy, puedo aventurarme a preparar una rica cena. En homenaje a mi madre, unas berenjenas a la milanesa. Ella las hacía fritas, hoy las preparo al horno.  
¡Besos mil!