Encuadernación de libro antiguo
Lo que se hereda no se hurta, dice un refrán.
Otro dicho popular afirma que las madres babeamos por nuestros hijos. Tengan la edad que tengan.
Y es así, comprobado.
Hoy no trabajo, te muestro el trabajo de mi hijo mayor. Le trajeron un libro bastante descoyuntado, para encuadernar.
Como ves, estaba entero pero le faltaban las tapas, algunas hojas despegadas, los bordes ajados y desparejos.
Es la historia de José de San Martín, el prócer argentino.
Acá te muestro algunos de los elementos que usa habitualmente para la encuadernación: Hilos, cinta, tela de tarlatán, pegamentos.
En esta foto, usando la plegadera
Acá, prensado del libro. La prensa, la fabricó él (babero, por favor)
Las tapas ya terminadas, con el lomo y las esquinas en cuero negro. Está húmedo el pegamento, por eso las manchas que se ven. Al secarse, queda impecable.
Armado, nuevamente en la prensa
Terminado, con señalador de seda.
La sobrecubierta en verde, a juego con las tapas
Otra toma del libro abierto
Y de medio perfil
Como ves, no me cansaba de sacarle fotos. Y mientras, me acordaba de todos los artesanos de mi familia: mi papá, que siempre trabajó con las manos; mi mamá, que bordaba tan lindo; mis tías, que cosían, tejían, bordaban, hacían ajuares de novia, de comunión, de recién nacido. Mi hermana y yo, que a la distancia y sin saberlo, a veces hacemos los mismos trabajos de reciclado... Mi hijo menor, que dos por tres me sorprende con creaciones originales y creativas (ya te voy a mostrar las lámparas que fabricó) ¡Sin olvidarme del hombre de mi vida, que es mi compañero en muchas restauraciones y reciclados, como ya te conté!
Hoy no trabajo, pero con mucha alegría me voy al finde frugal de Marcela, para llenarme de inspiración y saludar a las chicas.
Ya sabés, pasá cuando quieras, siempre sos bienvenida. Besos mil!